Señor presidente.
Usted, que no pierde oportunidad para darle una buena
olfateada a un bloque de corinto fresca y recién incautada, puede entender más
que nadie que los marihuaneros de este aromático país tenemos el potencial para
solucionar algunos de los problemas de Colombia. Por eso le remitimos estas
humildes reflexiones surgidas al humo de unos cuantos baretos.
Aunque los más godos reaccionen a estas observaciones con
frases tan originales como “se la fumó verde”, la primera verdad de a puño que
usted debe saber, de todas las que incluimos en esta misiva, es que los fumones
de la nación podemos ser una fuente importante de ingresos para el Estado.
Muchos ingresos, porque la deliciosa hierba de este país se vende como pan
caliente y gravar con un pequeño impuesto al moño significaría miles y miles de
millones para las arcas nacionales.
Como usted mismo lo dijo al manifestar su apoyo al proyecto
de ley que busca la legalización de la marihuana
medicinal, “es una forma de comenzar a sacar (el
negocio) de las manos de los criminales”. Y ese comienzo debe terminar en lo
más obvio: la legalización para uso recreativo (el distrabe), pues todos
sabemos que la marihuana con fines terapéuticos es apenas una pequeña parte del
gran mercado nacional de la bareta.
Además de este argumento técnico, que en este periodo fiscal
de vacas flacas a usted le cae como anillo al dedo, existen otros que
seguramente lo llevarán a darle fuego al debate de la traba legal.
Para empezar, se aumentaría la seguridad, pues los agentes
de la ley (entiéndase tombos, rayas, soldados etc.) que actualmente utilizan su
tiempo y los recursos estatales para perseguir inocentes muchachos en parques y
calles, ahora podrían dedicarse a combatir criminales de verdad.
Imagínese además, señor presidente, que Wílder Medina podría
jugar sin restricciones ni temores en su amado Santafecito. Súmele a esto que
crecerían las ventas callejeras de helados y bebidas refrescantes, lo que en
términos del Dane significa más puestos de trabajo.
Por otra parte, doctor Santos, las salas de urgencias se
descongestionarían, pues ya no habría jíbaros apuñalados y tiroteados en las
vendettas de los microtrafiacantes de barrio. También bajaría el aforo en las
cárceles.
Y para terminar de convencerlo, estimado Juanma, tenga en
cuenta que la marihuana causa amnesia a corto plazo y tiene efectos relajantes,
lo que es perfecto para su política de perdón y reconciliación.
Cordialmente
Un par de fumones locales.
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