viernes, 4 de abril de 2014

A los burros les iría mejor en las pruebas Pisa

Si hubieran mandando estudiantes marihuaneros a las pruebas de solución creativa de problemas, no habríamos quedado de últimos; después de todo no hay mayor creatividad que la de un fumón amurado.


Por todos es bien conocida la capacidad que tenemos los fumones para solucionar, utilizando solamente la creatividad, problemas de la vida cotidiana relacionados con abastecimiento, ingeniería y operatividad marihuanil.
Una zanahoria usada como pipa, un simple gesto que sirve para pedirle un moño a un desconocido o un bareto pegado en hoja de biblia (ojalá de las de los mapas del comienzo, son las que tienen menos tinta) son muestra de lo que la imaginación de un marihuanero inspirado (o amurado) puede lograr.
Por eso cuando vi los resultados de la evaluación de solución creativa de problemas del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, por su sigla en inglés), en la cual Colombia ocupó el último lugar entre 44 países, lo primero que se me vino a la cabeza fue que debimos haber mandado fumones a rendir estas pruebas.
El propósito de esta evaluación es averiguar si los jóvenes de 15 años están adquiriendo la habilidad necesaria para solventar situaciones problemáticas en el siglo XXI, y quién más indicado para ello que un burro local.
Veamos, cuando un agremiado está solo en su casa y tiene moño pero no cueros ni pipa, no desiste de su empresa ni corre al mercado de hippies más cercano: simplemente pone a trabajar su ingenio en función de la traba.
Son situaciones como estas las que convierten frutas, verduras, implementos caseros y artículos de oficina en sendos artefactos para la fundimia. Es así como el conector de una antena de T.V., el miple de una guitarra o una copa de bujía terminan transformados en sencillas y prácticamente desechables pipas.
Incluso, para los más engomados, una botella con agua y un pitillo pueden hacer las veces de un sofisticado bong, y cualquier fruta o verdura (desde una manzana hasta un pimentón) es susceptible de volverse en un fresco y aromático satélite.  
Y ni hablar de lo que es capaz de lograr el ingenio marihuanil a la hora de la adquisición de un moño. Chiflidos secretos, santos y señas y una enorme habilidad para la negociación en situaciones de extrema presión hacen parte del nutrido repertorio del burro que nunca se vara.
Por eso, señores, a la próxima evaluación de las Pisa hay que llevar un contingente de marihuaneros, que seguramente mejorarán las marcas del país y demostrarán el ingenio nacional trabándose antes, durante y después de las pruebas.

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