El hombre más poderoso del mundo, el que maneja la primera economía del planeta, el comandante del mejor ejército del orbe y quien aparece todos los días en los medios de comunicación, es marihuanero.
Se trata de Barack Hussein Obama, el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos y quien prometió cerrar Guantánamo, acabar las guerras y hacer un mundo más justo. Sin embargo, lo único significativo que ha pasado en sus años de gobierno ha sido la legalización de la marihuana con fines recreativos.
A Obama el simple hecho de ser negro y presidente le ha significado cosas como un Nobel de la Paz, pero también le ha dado la patente para hablar sin temores ni restricciones sobre la hierba madre.
Esto se evidencia en cómo han evolucionado su discurso y su posición frente a la bareta durante su mandato: antes de ser presidente, aceptó que había fumado; cuando fue elegido, dijo que perseguir a los fumones no era una de las prioridades de su gobierno; ahora, seis años después de iniciada su presidencia, acaba de declarar que la hierba es mejor que el alcohol y el tabaco juntos.
Además de todo esto, en realidad lo más importante que ha hecho es, aunque suene extraño, no hacer nada. Al mejor estilo marihuanero, Barack Hussein se fumó un porro, se relajó, se hizo un lado y se distrabó el debate sobre la legalización de la traba en su país sin involucrarse; esta inacción se convirtió en un guiño presidencial para los amantes del porro recreativo.
Gracias a la vista gorda de los ojos rojos de Obama, Colorado y Washington ya le venden marihuana a los agremiados locales de forma legal. Entre tanto, otros estados esperan hacer lo mismo próximamente.
Pese a este logro, no se puede pensar en Obama como un simple fumón, pues ante todo es el presidente de los Estados Unidos, lo que lo convierte en un negociante astuto y calculador, y por eso ya está pensando en la manera de blanquear los miles de millones de billetes arrugados de bolsillo de marihuanero que los expendedores legales acopian en sus locales porque el sistema financiero no está preparado aún para recibir capitales bareta. No hasta que un presidente fumón y ambicioso decida suavizarles la traba a los colinos y ponerle impuestos a la fuma.
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