martes, 27 de agosto de 2013

Del enchonche y otros demonios

El enchonche no es lo único que produce la marihuana, Canábica es una muestra de lo que se puede hacer estando trabado. Es posible cambiar el embombe por el engome.  

Es la séptima vez que nos proponemos escribir esta entrada y después de muchos intentos fallidos, mediados por varios porros, parece que por fin vamos a liar este asunto.
El motivo de estas tan embolatadas letras es eso que los científicos han convenido llamar "síndrome de desmotivación relacionado con el consumo de marihuana", que no es otra cosa que la dificultad que experimentamos los fumones para concentrarnos o emprender alguna actividad o proyecto, lo que los agremiados conocemos como enchonche.
Un ejemplo de eso es este artículo, que nos habíamos propuesto escribir hace algo más de un mes y el cual, por razones estrictamente marihuaniles, no había sido terminado.
Pero para nosotros no es sorpresa este errático ritmo de trabajo, pues Canábica es una idea que brotó con el humo de los porros que nos fumamos hace año y medio y que solo se hizo realidad a principios de este mes.
La razón por la cual ni este artículo ni esta revista estuvieron listos en el tiempo que lo harían unos editores no agremiados es simple: sus creadores tenemos como política trabarnos antes de cada sesión de trabajo, lo que ocasiona que muchas veces las reuniones se hagan humo antes de concretar un solo párrafo.

La lucha contra el enchonche
Cuando decidimos hacer Canábica sabíamos que el principal enemigo a vencer era ese compañero de tantas y tantas tardes distrabadas frente al televisor: el legendario enchonche. Por eso en Canábica no hay plazos de entrega y consideramos que cada artículo terminado es un pequeño paso para la marihuanidad, pero un gran paso para un marihuanero.
Con el tiempo descubrimos que madurar las ideas con largas horas de tertulia marihuanil da como resultado un producto que tiene un estilo, una calidad y un distrabe únicos, y esa onda es la que queremos para Canábica.
El truco no es evitar el enchonche, es saberlo convertir en un engome productivo -no estamos descubriendo nada, solo contamos nuestra experiencia- . Para nuestro caso esto ocurrió cuando dejamos de hablar por largas horas sobre la revista para dedicar algunos minutos en escribirla.
En ese momento nuestra charla común de "oiga, vamos a hacer el artículo sobre el enchonche" y su respuesta de siempre, "no qué pereza, mejor péguelo", cambió por "prenda ese bareto y empecemos a escribir", aunque muchas veces hiciéramos un solo párrafo. Nos dimos cuenta de que la tenue línea que divide el enchonche y el engome, es escribir en una libreta.

La moraleja que nos deja esta historia de colinos es que, finalmente, hay que hacer, no solo hablar sino convertir las ideas en cosas reales, aunque sean un blog, una cuenta de Twitter y una página de Facebook que ni nuestros amigos marihuaneros visitan.

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